EL DRAMA OLLANTAY

Tesis Sobre El Origen De Ollantay

En base al manuscrito del padre Valdés se han tejido tres teorías sobre el origen del drama incaico.
• La teoría incaísta, que considera que es una pieza eminente incaica, sin ningún elemento español.
• La teoría colonialista, que afirma el origen español del texto.
• La teoría intermedia, que reconoce personajes y hechos propios del incanato, pero aprecia el origen español de algunas formas del lenguaje y de la técnica dramática.


 ACTO  I – (Fragmento)
(Ollantay en  un lugar solitario de Cusipata, adonde se ha realizado)
OLLANTAY: ¡Ah, Ollantay, infeliz Ollantay! ¿Es así como te desprecian y te arrojan? ¿Es así como corresponden al inmenso amor que les diste tú. Vencedor de los pueblos? (Pausa). ¡Ah, Cusi –Coyllur, esposa mía, hoy te perdí, hoy te extinguiste, paloma! (Pausa. Exaltado).
Cuzco grande  y hermoso, desde hoy soy tu enemigo.
¡Romperé tu pecho ardiente, llegaré a tu corazón y hecho pedazos lo serviré a los cóndores hambrientos! ¿Y ese orgulloso déspota, el Inca? Convocaré a millares de soldados, mentiré a los antis y los   reuniré a millares de soldados, mentiré a los antis y los reuniré, juntándolos de todas las regiones, en filas hirvientes. El Sacsahuamán los contemplará  llegar como tropel de nubes. Allí ha de alzarse el fuego. El Sacsahuamán DORMIRÁ SOBRE LA SANGRE. Allí ha de estar tu Inca, oh Cuzco; allí ha de ver él mi poder y ha de estar tu Inca, oh Cuzco; allí ha de ver él mi poder y ha de saber si su cuello es pequeño para la horca. (En ese instante entra Piqui-Chaqui. Ollantay se vuelve hacia él). Ve, Piqui –Chaqui, y dile a Cusi-Coyllur que esta noche me aguarde.
PIQUI –CHAQUI: Fui a verla ayer por la tarde y encontré su palacio abandonado. Pregunté, y nadie me dio razón de ella. Todas las puertas estaban cerradas y ni siquiera habían dejado a los perros.
OLLANTAY: Y a sus sirvientes, ¿Los viste? ¿Hablaste con ellos?
PIQUI –CHAQUI: ¿No te he dicho que no había nadie? Hasta los ratones habían huido. Sólo las lechuzas, ocultas en la sombra, dejaban oír su lúgubre canto.
OLLANTAY: Quizá su padre se la ha llevado a su palacio.
PIQUI –CHAQUI: No,  me sorprendería que la hubiese arrancado de los brazos de la madre  para hacerla ahorcar.
OLLANTAY: ¿No  te preguntó nadie por mí?
PIQUI –CHAQUI: No, pero me enteré de que cerca de mil hombres te buscan para prenderte.
OLLANTAY: (Con desesperación): Sublevaré a toda mi provincia. Mi brazo lo demolerá todo y mi maza no dejará nada en pie.
PIQUI –CHAQUI: Si, señor. Ardo en ganas de pisotear a ese hombre y aun de ayudar  a que sea quemado.
OLLANTAY: ¿De qué hombre hablas?
PIQUI –CHAQUI: De Orco-Huaranca. Él es quien anda Buscándote.
OLLANTAY: ¿es verdad? Posiblemente lo haga para ganar el favor del Inca.
PIQUI –CHAQUI: Abomino de ese miserable hombrecillo.
OLLANTAY: Oh, algo me anuncia que ella ha sido sacada del Cuzco.
PIQUI –CHAQUI: ¿No es mejor que dejemos a Cusi-Coyllur?
OLLANTAY: ¿Piensas que sería capaz de tal infamia? No, yo la encontraré. (Pausa). ¿Oyes esa canción de amor? (Desde lejos llega  la voz de un cantor que canta una dulce melodía).
PIQUI –CHAQUI: (Tras de escuchar, triste): Tal vez Cusi-Coyllur ha muerto y su luz ya no relumbra en la noche.



ACTO III (Fragmento)
(Sale Ima-Súmac y vuelve al instante con Cusi-Coyllur atada y dando muesta del tormento padecido. Viene con la cabeza baja, sobre la cual su larga cabellera cae. Atrás, Pitu-Salla y Mama – Ranra.)
TÚPAC YUPANQUI (Adelantándose hacia Cusi-Coyllur): ¿Quién es esta mujer?  ¿Quién es el cruel que la ha mandado maniatar?¿Es posible que un Inca haya dado así abrigo en su pecho a la víbora del odio? (A Mama-Rama). Acércate. ¿Quién es esta mujer?.
MAMA RANRA: Tu padre fue quien ordenó que así se la tratara.
TUPAC YUPANQUI Aparten a este  puma sanguinario de mi vista. (Mama-Ranra se retira atemorizada. El Inca, dirigiéndose a Cusi-Coyllur). ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?
CUSI COYLLUR: Ima-Súmac, ¿Quiénes son estos hombres? ¿Dónde estoy?
IMA – SÚMAC: No temas, madre mía. Es el Inca, el generoso Yupanqui. Sal de tu sueño de dolor y háblale.
TUPAC YUPANQUI: Vuelve en ti, mujer, y  dime al fin quién eres.
IMA –SÚMAC: Ordena, señor, que le quiten las ataduras.
HUILCA-UMA: Deja que yo lo haga. (Desata a Cusi-Coyllur).
OLLANTAY (A Ima -Súmac): ¿Cómo se llama tu madre?
IMA – SUMAC: Es lucero apagado y sin alegría. Se llama Cusi-Coyllur…
OLLANTAY: (Con un grito): ¡Poderoso Yupanqui, mira en esta mujer a mi esposa!
TÚPAC YUPANQUI (A Ima- Súmac): ¿Cusi-Coyllur, dijiste? ¿No es mi hermana desaparecida hace muchos años?.
HUILCA-UMA: Ella misma es.
CUSI-COYLLUR: ¡Ah, hermano mío, sólo tu compasión podía sacarme de este tormento!.
OLLANTAY: (Amoroso al lado de Cusi-Coyllur): ¿Cómo he podido perderte  tanto tiempo? Desde hoy volverás a ser mi compañera. Sin ti mi vida se agostaba en la soledad. ¿Qué fue de tu luz? ¿Qué  de tu dulce aliento? ¿Qué de todo lo que te hizo la más preciada flor del imperio?
CUSI-COYLLUR: Durante quince años, Ollantay mío, compartimos  separados la amargura, y ahora estaremos juntos otra vez hasta la muerte. (A  Túpac Yupanqui). ¡Yupanqui reemplaza el dolor por la dicha!
TUPAC YUPANQUI: La que te dio la vida  moriría si te viera. ¡Cuántas lágrimas han surcado tu rostro que lo han reducido a cenizas! !Perdón por el daño que te hemos hecho¡
HUILCA –UMA (A los servidores): ¡Que traigan nuevas vestiduras para nuestra princesa! (A Ollantay): Mira, Ollantay, a tu mujer, y hónrala como tal, desde hoy. (A) Cusi-Coyllur: Que el amor, hermana Cusi-Coyllur, devuelva el color a tus mejillas y prolongue por largos años tu existencia.
OLLANTAY: Eres nuestro protector, Inca nuestro. Tu mano ha borrado la desgracia y nos ha colmado de beneficios.